Seguro que la marca comercial Coca Cola, afirmaría gustosamente que lo más parecido a
la felicidad envasada es justamente su bebida.
Que se hable de la felicidad siempre es positivo… aunque a mi me da la impresión de que tendemos a sobrevalorar demasiado el término; de tal manera que buscamos la felicidad, cuando muchas veces ya la disfrutamos. Nos inclinamos a idealizarla tanto, que solemos pensar que siempre es más de lo que es y de lo que tenemos y así jamás estamos satisfechos.
Estimo que la felicidad no debe ser algo tan instantáneo como el café soluble, sino algo más consistente, capaz de resistir los eventuales acontecimientos negativos sin que ello incida en el índice global medio de lo satisfechos que nos sintamos.
Que se hable de la felicidad siempre es positivo… aunque a mi me da la impresión de que tendemos a sobrevalorar demasiado el término; de tal manera que buscamos la felicidad, cuando muchas veces ya la disfrutamos. Nos inclinamos a idealizarla tanto, que solemos pensar que siempre es más de lo que es y de lo que tenemos y así jamás estamos satisfechos.
Lo esencial que creo se debería entender, es que la felicidad no
es levantarse en día concreto y proclamar alborozad@: ¡Soy feliz¡ Porque,
¿qué ocurriría si en ese mismo instante de éxtasis, nos dieran una
noticia tan mala que fuera capaz de abatirnos? Pues que la felicidad
revelada se iría inmediatamente al garete…
Estimo que la felicidad no debe ser algo tan instantáneo como el café soluble, sino algo más consistente, capaz de resistir los eventuales acontecimientos negativos sin que ello incida en el índice global medio de lo satisfechos que nos sintamos.
En realidad, si lo pensamos bien, es muy poco lo que se precisa para ser feliz; casi nada si me obligas a cuantificarlo.
Lo elemental, no más. Lo esencial, nunca lo accesorio, porque cuanto se
empeñe más en hacer compleja la felicidad a través, por ejemplo, de la
consecución de una ristra de interminables deseos, más estará expuesto a
sentirse infeliz cuando alguno no se atrape.
Y por supuesto, no nos hagamos daño inútilmente con el perjudicial: “Yo fui feliz”.
Si, esa vieja letanía de: “hubo un tiempo en el que la vida me sonreía y
todo me salía bien. Disfrutaba plenamente de todo lo que hacía y ahora,
sin embargo…”
Ya lo decía el poeta: "como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor."
Cualquier tiempo pasado no fue mejor, fue distinto, porque si tenemos
la absurda creencia de que ya hemos vivido la mejor parte de nuestra
vida, ¿qué hacemos a partir de ahora con el resto? ¿nos quedamos
en casa evocando los días felices o salimos de ella intentando
repetirlos o superarlos?
Yo no sé lo que harás tú, pero yo si sé lo que voy a hacer...
Yo no sé lo que harás tú, pero yo si sé lo que voy a hacer...
Sin duda que la felicidad empieza por saber que es lo que hay que hacer. Me gustó tu reflexión haciendo la diferencia entre deseo, satisfacción y felicidad.
ResponderEliminarAbrí un nuevo blog al cual puedes accesar presionando sobre el nombre Aristos Veyrud.
Besos India Rebelde!!!
Amigo, vengo de tu nuevo blog, te deje un comentario, me has dejado anonadada!!! Que me perdi estos dias??? Me perdi en mi maravilloso caribe y encuentro esto revuelto!!! Jeje...
ResponderEliminarBesos y gracias eternas!!!
Cuánto me gusta esta disertación, India, por lo que encierra de sabiduría y verdad. Vamos, que estoy de acuerdo en todo lo expuesto.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Muy buena reflexión para hacer un alto en el camino y examinarnos a nosotros mismos y nuestra relación con la felicidad.
ResponderEliminarTe envío mi abrazo y un beso mi querida India.