El periodista y escritor uruguayo,
nos invita a reflexionar acerca de cómo el miedo a tomado un lugar
importante en nuestras vidas; de cómo influye en nuestro albedrio, en
nuestras decisiones importantes y cotidianas; y cómo se fabrica y
propaga esos miedos, muchas veces injustificados o exagerados, a través
de los medios de comunicación en pro de una agenda de gobierno o interés
económico.
Estamos viviendo en un mundo en donde, desde las esferas del poder imperialista, se nos manipula mediante el lenguaje del miedo y de los sofismas de distracción. Estados Unidos a la cabeza y Europa como su fiel servidor (pero imperio) están empeñados en imponerle al mundo los valores occidentales de su cultura, de su visión política e ideológica y hasta religiosa. Todo aquéllo que no se le parezca es mirado con recelo, digamos mejor con sospecha, y, finalmente, a ser macarthizado. Se nos espía por todos los medios posibles, incluido el internet. La democracia y la libertad son relativas y son usadas por los imperios gringo y europeo según sea su conveniencia. Los medios de comunicación, junto con el poder militar, del gran capital son el aparato ideológico de reproducción y mantenimiento del poder hegemónico. La democracia, para volver a ella es sólo un pretexto para asegurarse el poder de una clase privilegiada pero, si el pueblo hace uso de du libertad y en ejercicio de la democracia, elige un gobierno popular, como pasó en 1970 en Chile cuando fue elegido Salvador Allende o en la Venezuela Bolivariana de Chavez, para citar sólo dos ejemplos, la derecha y los imperios, comienzan su campaña de terror, de mentiras y de desestabilización de los gobiernos populares. Lo vemos ahora más claro en Venezuela, en donde una minoría fascista intentan, siguiendo los planes terroristas de USA, dar un golpe de Estado pisoteando, de esta manera la voluntad popular. El lenguaje del miedo salta a todas luces y tiene un objetivo: anular la voluntad del individuo y, en último análisis, de las masas populares.
ResponderEliminarEduardo Galeano con quien tuve el privilegio de intercambiar unas pocas palabras en Älvkarleby, Suecia, sigue mostrando su consecuencia con la gran causa latinoamericana, sigue atento al desarrollo de los procesos sociales que vive nuestro continente y sigue aportando en su tarea de sembrar conciencia política, social, cultural y de mostrarnos a América Latina con su idiosincracia que ya nos mostrara el gran Gabriel García Márquez en sus Cien años de soledad.
Querida India, recibe un gran abrazo y un beso.
Y yo añadiría que además de que manda... mata!
ResponderEliminarBesos, Rebelde.