El adiós siempre está presente en nuestras vidas.
Es una idea romántica, nostálgica, cruel,
melancólica, vengativa... pero, sobre todo, es humana, porque vivir es
encuentro y despedida.
Pequeños adioses se pronuncian a menudo cada día,
pero un gran adiós se dice pocas veces en la vida. Un adiós definitivo de los
que rompen una historia o despiden para siempre, es infrecuente.
Adiós es una palabra antigua, que viene de la expresión medieval " a Dios seas" o "con Dios vayas" y que se dice igual en muchos idiomas.
Adiós es una palabra antigua, que viene de la expresión medieval " a Dios seas" o "con Dios vayas" y que se dice igual en muchos idiomas.
El adiós es una idea romántica, favorita del cine y
la literatura y muy versátil, tan nostálgica como cruel o tan melancólica como
vengativa. Pero por encima de todo es profundamente humana, porque vivir es un
constante encuentro, pero también es una irremediable despedida.
Tarde o temprano hay que decir adiós a trozos de la
existencia; a la infancia, al trabajo, quizá a una ciudad, a unos amigos, a una
casa. Estas fracturas tienen recambio porque si algo se pierde, un nuevo
elemento llega; otra ciudad, otra gente, otra actividad; por eso, seguramente,
sean más conmovedores que dolorosas.
Hay, sin embargo, un adiós sin sustitución,
huérfano, que no deja sino vacío. Momentos tremendos que suman despedida y
valoración al propio tiempo, porque a veces sucede que sólo cuando algo se
pierde para siempre es cuando se empieza a querer. ¡Cuánto daño hacen esos
adioses! Más daño aún si además son inesperados o sorpresivos y todavía más si
no son recíprocos, porque dos no discuten si uno no quiere; pero en el adiós
eso no vale, algo se rompe simplemente porque uno quiere, aunque el otro no lo
desee.
Con o sin recambio hay que saber decir adiós, y hay quien no acepta esta evidencia, quien desea conservar todo lo que tuvo, quien querría llevar en una mochila vital todo lo que se cruzó en su camino. Ciertas personas guardan objetos mas allá de su valor e incluso de su accesibilidad, cuando el espacio, la mente y la vida son limitados y existe, implacablemente, una censura por saturación. Romper, olvidar, desprenderse, no es siempre malo. Decir adiós es lo más deseable cuando se despide lo que daña, el adiós es feliz si se brinda al analfabetismo, a las enfermedades, a un matrimonio devastador. Ojalá la ciencia despida pronto otras amenazas y los políticos digan como escribió Hemingway, "adiós a las armas".
Con o sin recambio hay que saber decir adiós, y hay quien no acepta esta evidencia, quien desea conservar todo lo que tuvo, quien querría llevar en una mochila vital todo lo que se cruzó en su camino. Ciertas personas guardan objetos mas allá de su valor e incluso de su accesibilidad, cuando el espacio, la mente y la vida son limitados y existe, implacablemente, una censura por saturación. Romper, olvidar, desprenderse, no es siempre malo. Decir adiós es lo más deseable cuando se despide lo que daña, el adiós es feliz si se brinda al analfabetismo, a las enfermedades, a un matrimonio devastador. Ojalá la ciencia despida pronto otras amenazas y los políticos digan como escribió Hemingway, "adiós a las armas".
Mientras tanto, los muchos que han sentido la
herida que deja un beso o una carta de despedida han de imaginar que las
cicatrices de un adiós también enseñan a vivir
Me encanta U2 ajaja, entrada preciosa!!
ResponderEliminarBesos
Pasa por mi blog, <3
A mi tambien me encanta U2!!! Bueno, en verdad me encanta BONO!! jeje...
EliminarVoy a tu casa, gracias por la invitacion...
Saludos caribeños
Hay que hacer como dijo Mario Benedetti: "Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida.
ResponderEliminarBesos India Rebelde.
Que lindo lo que escribes de Mario Benedetti... no deja de sorprenderme este poeta! Ehhh ni tu tampoco!!! jeje
EliminarSaludos..
Es cierto, India, todo adiós es un aprendizaje y el preludio de una nueva búsqueda.
ResponderEliminarHabría que decirle adiós a tantas cosas vitales o sociales, que nos dañan o nos malograron, pero como bien dices nos han hecho crecer.
La memoria forma parte de nosotros, y a ella no podemos, mucho me temo, decirle adiós. Por suerte es selectiva.
Ungaretti decía que "la meta es partir" , y creo que de alguna manera la vida con su aprendizaje desde que nacemos nos va preparando hacia a ese adiós definitivo. Con las etapas de la vida, niñez, juventud, madurez, senectud o a través del paso de las estaciones, etc.
Siempre estamos en perpetua despedida. El transcurrir tiempo, ya lo es un poco, no?
Besos.
Asi es querida, "siempre estamos en perpetua despedida"... sabias palabras y buena reflexion.
EliminarSolo me temo que por mucho que reflexionemos sobre este tema, nunca dejara de ser doloroso al momento de esperimentarlo, creo que es parte de la vida misma.... aunque no queramos aceptarlo o aunque nos hagamos del fuerte.
Besos y gracias por tu interesante mensaje.
“Oficio que no sustenta tu vida, dale despedida.”
ResponderEliminar“Lo que más nos aproxima a una persona es esa despedida, cuando acabamos separandonos, porque el sentimiento y el juicio no quieren ya marchar juntos; y aporreamos con violencia el muro que la naturaleza ha alzado entre ella y nosotros.”
Friedrich Nietzsche
“Cada vez que hay un adiós hay un cordón umbilical que se corta.”